El mito federalista de Calderón

Por Álvaro Belin Andrade




Con sentido patrimonialista y faccioso, el presidente Felipe Calderón ha manejado a placer el presupuesto federal para otorgar premios y castigos a los gobiernos locales.

Nunca como ahora, esa facultad del Ejecutivo federal se ha visto tan marcada por la manipulación política, a capricho de quien ha actuado más como presidente de su partido, el PAN, que como mandatario de una nación plural y diversa como México.

Y 2010 ha sido el año de la desvergüenza.

Con procesos electorales en 14 estados del país (en 12 de los cuales se eligió Gobernador), su estrategia se centró este año en el gasto desmedido en programas sociales en estados y municipios manejados directamente por las dependencias federales, con auxilio de operadores políticos, frente a un bloqueo hostil del flujo de recursos a gobiernos emanados de partidos distintos al suyo.

Si agregamos que el presupuesto para seguridad se ha incrementado sustanciosamente y se ha reservado a la guerra contra la delincuencia organizada, considerado delito federal, ya podemos imaginar quiénes salen perdiendo: nuevamente, los gobiernos locales, algunos de los cuales (los últimos ejemplos, Durango y Nayarit) han debido enfrentar el avispero provocado por la guerrita, sin presencia de las fuerzas federales.

Calderón está decidido a evitar, a toda costa, entregar en 2012 la presidencia a un personaje que no sea postulado por su partido. A la guerra contra el narcotráfico, ha agregado una tarea más: ganar para el PAN la elección federal dentro de dos años, aún si esto significa romper el ya de por sí desvalido e injusto pacto federal.

Lo demás es lo de menos.

En ese escenario, uno de los sectores más castigados ha sido el de la educación, si consideramos que a la cultura el Presidente le ha tirado migajas presupuestales cuando se ha ligado a proyectos del sector turístico o al derroche torpe destinado a conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

Mientras su gobierno se jacta de haber logrado un incremento importante en el índice de atención a la demanda de educación superior, las estadísticas apuntan más a que ese logro se ha compuesto en buena parte por la creación de más espacios en formación profesional por universidades privadas, cuya cepa ha extendido como hongos la cantidad de planteles aún en los lugares más inhóspitos e insospechados.

Ya sabemos que la cantidad no necesariamente está relacionada con la calidad, y menos en el caso de la educación privada. De ahí que la estadística es poco menos que inservible para saber en qué medida nuestro país está formando al capital humano que requiere para su desarrollo.

No tiene caso hablar de la inversión pública en investigación y desarrollo, que es casi inexistente, sobre todo si consideramos que es menor a medio punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB).

Con esos antecedentes, nunca como ahora se ha hecho indispensable postular un nuevo federalismo, que incluya elementos autonómicos, para justipreciar aportes y beneficios de cado uno de los estados y regiones del país.

Como veracruzano, me opongo que el presidente Felipe Calderón le niegue a Veracruz los recursos que son necesarios para obras y programas que requerimos como ciudadanos, sobre todo si consideramos el enorme flujo fiscal que este estado le representa a las arcas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

¿Qué derecho tiene el gobierno federal para poner sus intereses partidarios por encima del interés colectivo de cerca de ocho millones de mexicanos que vivimos en esta entidad?






Veracruz, discriminado por la SEP


El caso más patético en materia de omisión presupuestal por parte de la Federación se refiere al sector educativo veracruzano. El monto de lo retenido más lo cancelado para 2010 supera con mucho los 800 millones de pesos (más de 60 millones de dólares).

Las autoridades estatales se han tardado mucho en expresar públicamente las incongruencias y desigualdades en el trato presupuestal otorgado a los veracruzanos por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Es posible que el gobierno local haya esperado a que el proceso electoral del 4 de julio concluyera, tomando en cuenta que el interés de manipularlo tuviera como arma la tan escandalosa demora en la entrega de lo que incluso fue etiquetado por el Congreso de la Unión.

Sobre el tema se han manifestado en estos días (a punto de iniciar otro ciclo escolar), tanto el gobernador Fidel Herrera Beltrán como el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), Víctor Arredondo Álvarez.

El primero en fustigar al titular de la SEP, Alonso Lujambio, fue Arredondo. En Boca del Río, durante las Jornadas Veracruzanas de Historia, el secretario del ramo en Veracruz puso en el tintero un tema que la entidad arrastra desde 2007.

Ese año, en efecto, autoridades y diputados federales crearon una fórmula para calcular la distribución de recursos etiquetados al Fondo de Aportaciones a la Educación Básica (FAEB) que redujo drásticamente los alcances y montos de lo que venía otorgándose a Veracruz.

Hace ya varios años que la SEV tramita un esquema de compensación para amortiguar los efectos de ese drástico ajuste, pero el gobierno federal ha postergado indefinidamente la entrega de dichos recursos.

Veamos cómo se ha dado el trato discriminatorio del que se quejan tanto el Ejecutivo estatal como el titular de la SEV:


1. El gobierno federal mantiene una deuda con Veracruz por el orden de los 700 millones de pesos, derivados de recortes en el Fondo de Aportaciones a la Educación Básica (FAEB).

2. De 2009 a 2010, Veracruz pasó de recibir el 7 por ciento de los recursos etiquetados en el Fondo para la Infraestructura Escolar, a participar con apenas el 4 por ciento.

3. La SEP pasó de otorgarle 120 millones de pesos por parte del Fondo de Habilidades Digitales en 2009, a cero recursos este año.


4. El aporte derivado del Programa de Superación de Maestros en Formación (PSMF) pasó de 24 millones de pesos en 2009, a sólo 9 millones este año.



De ahí que el gobernador Fidel Herrera, en el marco de una reunión con dirigentes del SNTE, haya hecho una dura crítica a los recortes presupuestales del gobierno federal en materia de educación, a pesar de que Veracruz es una de las entidades con una de las matrículas más grandes del país y que enfrenta enormes retos para brindar servicios educativos de calidad a una gran capa de población localizada en zonas rurales e indígenas.

Arredondo fue muy enfático en el reclamo a Alonso Lujambio:

“Necesitamos la atención del Secretario de Educación, que voltee la mirada hacia Veracruz. Es urgente que el titular de la SEP analice el caso de Veracruz, que nos visite, que conozca cuáles son nuestras necesidades, que nos diga qué estamos haciendo mal para recibir ese trato discriminatorio”.

-¿Habrán escuchado estos reclamos en Los Pinos y en el edificio histórico de la SEP?

-No se oye, no se oye…