Y, ahora, ¿dónde estudiar?

Álvaro Belin Andrade




Poco más de 14 mil jóvenes veracruzanos, de los 31 mil 683 que presentaron examen de admisión para ingresar a alguno de los 150 programas de educación superior (TSU y licenciatura) que ofrece la Universidad Veracruzana, no obtuvieron lugar durante el reciente proceso de admisión. Eso significa que cerca del 45 por ciento de los competidores han quedado al garete.

Año con año, las operaciones matemáticas que se orientan a dar cierta idea del desaliento social que para miles de egresados del bachillerato significa no ingresar a la UV, se repiten casi con las mismos resultados.

¿Se ha hecho algo por expandir las oportunidades que se requieren para dar satisfacción a una legítima aspiración de los jóvenes (y no tan jóvenes) veracruzanos que quieren convertirse en profesionistas y aspirar a mejores niveles de vida y de trabajo?

Ciertamente la Universidad Veracruzana, pese a las limitaciones presupuestarias impuestas por el gobierno federal, ha abierto espacios y nuevas opciones profesionales apegadas a las necesidades del mercado laboral, con carreras que buscan formar a aquellos técnicos y expertos en los temas de más reciente generación en los sectores productivos y de servicios.

Lo ha hecho en la medida de sus más extremas posibilidades y ha dado muestras de dinamismo y compromiso social.

Pese a que no se ha trabajado desde el gobierno estatal en la formulación de uno o más proyectos para la creación de universidades públicas alternativas, lo cierto es que la oferta de lugares y opciones profesionales ha crecido a un ritmo que no se había visto en administraciones anteriores, incluyendo novedosas modalidades como el de la educación a distancia en línea.

Ya la Secretaría de Educación (SEV) ha informado, en voz de su titular Víctor Arredondo, de las diversas opciones educativas que existen ya y que pueden atender a todos aquellos que quieran realizar estudios universitarios.

Uno de los subsistemas educativos más impulsados en los últimos años ha sido el de la educación superior tecnológica, que ha instalado a lo largo de la entidad 31 planteles, desde universidades e institutos tecnológicos hasta la más reciente universidad politécnica en Huatusco, que ofrece títulos de licenciatura y de técnico superior universitario (TSU).

La Dirección de Educación Tecnológica anuncia la disponibilidad de 17 mil lugares para el ciclo 2010-2011, con que los interesados disponen para estudiar 41 carreras (28 ingenierías, cuatro licenciaturas y nueve carreras de técnico superior universitario), en ingenierías ambiental, petrolera, bioquímica, mecatrónica, forestal, industrial, en nanotecnología, gestión empresarial, industrias alimentarias, agronomía, innovación agrícola sustentable, logística y sistemas computacionales, así como contaduría pública, administración, informática por sólo citar algunas de las opciones profesionales.

Este sistema cuenta con institutos tecnológicos superiores en San Andrés Tuxtla (8 ingenierías y una licenciatura), Misantla (5 ingenierías y dos licenciaturas), Tantoyuca (6 ingenierías y una licenciatura), Cosamaloapan (6 ingenierías y dos licenciaturas), Pánuco (4 ingenierías y dos licenciaturas), Poza Rica (8 ingenierías y una licenciatura), Xalapa (8 ingenierías), Coatzacoalcos (11 ingenierías y 2 licenciaturas), Tierra Blanca (7 ingenierías y 2 licenciaturas), Álamo (5 ingenierías y 1 licenciatura), Las Choapas (5 ingenierías), Acayucan (5 ingenierías y 1 licenciatura), Huatusco (5 ingenierías y una licenciatura), Alvarado (5 ingenierías y una licenciatura), Perote (5 ingenierías y una licenciatura), Zongolica (4 ingenierías), Chicontepec (3 ingenierías), Jesús Carranza (3 ingenierías), Juan Rodríguez Clara (3 ingenierías), Martínez de la Torre (4 ingenierías), Naranjos (3 ingenierías).

De las señaladas, 24 programas darán inicio en el ciclo 2010-2011, lo que habla de la dinámica que vive la educación tecnológica en todos sus planteles. Por si esto fuera poco, las universidades tecnológicas ofrecen en total 20 carreras de nivel de técnico superior universitario (TSU) en sus planteles localizados en Cuitláhuac, Nanchital y Gutiérrez Zamora.

Es importante señalar, para seguridad de los estudiantes, que todas las instituciones del sistema tecnológico cuentan con la certificación ISO 9000 en el proceso de enseñanza aprendizaje y que el 50 por ciento de sus carreras están acreditadas por organismos internacionales.





Educación a distancia, una alternativa


A los 17 mil espacios con que cuenta el sistema tecnológico, habrá que agregar la amplitud de espacios que hoy ofrece la modalidad de educación a distancia en línea en Veracruz.

En efecto, el Instituto Consorcio Clavijero, hoy convertido en organismo público descentralizado, ha incursionado en un modelo que pocas instituciones del mundo han podido instrumentar, en parte porque sus alcances son más bien de índole comercial y también porque aún las públicas, sobre todo en países desarrollados, están contando con que los aspirantes a estudiar en sus programas son mayores de edad, ya incorporados en el mercado laboral y con acceso a equipo de cómputo e internet.

El caso de Veracruz, si nos apegamos a sus características económicas y de acceso tecnológico, es diferente: para que una iniciativa innovadora como la de Clavijero fructifique, no sólo debe bregar para convencer a la población de que la educación a distancia es de calidad y puede formar a los nuevos profesionistas en las habilidades y destrezas que demanda el actual mundo laboral. También debe crear las condiciones para que miles de jóvenes tengan acceso a internet aún cuando no tengan equipo de cómputo propio.

Si imaginamos la oferta académica en línea de instituciones como el Tec de Monterrey, nos daremos cuenta de que su nicho de mercado es el de ingresos medios altos y altos, que tienen resuelto (en casa y oficina) el problema del acceso a internet.

No de otra manera podemos calibrar el enorme esfuerzo que ha hecho la administración pública estatal, a través de la SEV, para equipar 300 Aulas Clavijero en todo el estado, fundamentalmente con un programa que busca atender la demanda ahí donde se genera, “La universidad en tu prepa”, que permitirá a partir de este ciclo que los egresados de un bachillerato general, un colegio de bachilleres, un conalep, un telebachillerato o un Cecytev, se incorpore a la educación superior sin necesidad de salir de sus propias comunidades.

Al menos 20 equipos de cómputo y dos servidores, conectados a internet, permitirán a unos 50 jóvenes por aula incorporarse a carreras como administración tributaria, comercio internacional, gestión ambiental, gestión de educación y capacitación, gestión empresarial turística, tecnologías de información aplicadas a la administración o ingeniería en sistemas computacionales.

Con un diseño en sus programas que garantiza una educación flexible en tres períodos cuatrimestrales al año, un modelo curricular escalonado que permite la salida intermedia para que, en dos años, el estudiante obtenga el título de Técnico Superior Universitario, o bien continuar estudiando y alcanzar el grado de licenciatura, el Instituto Consorcio Clavijero está en posibilidades de admitir a por lo menos 15 mil estudiantes.






Los tiempos de educar en línea, por venir



Por desgracia, todavía no hay una cultura que permita la inscripción masiva en programas en línea, aunque como los modelos de educación a distancia ya consolidados (secundaria y bachillerato por televisión), cuando agarre vuelo realmente estaremos emprendiendo un vuelo sin precedentes.

Julieta Palma Anda, directora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) para México, Centroamérica y el Caribe, considera que México tardará alrededor de 15 años en integrar la tecnología como herramienta del aprendizaje, porque todavía hay renuencia al cambio de método de enseñanza debido a la brecha generacional que impera en el país, y esta reticencia sólo retrasa aún más el desarrollo de la economía.

En entrevista publicada por El Universal esta semana, Palma Anda señala que a la educación en línea se le percibe como “de segunda”, porque las universidades convencionales tienen temor de compartir sus contenidos en la red.

Cuando se le cuestiona sobre las diferencias entre los cursos presenciales y los virtuales, Palma Anda contesta:

“Son diferentes métodos de enseñanza-aprendizaje. Cuando estás presente tienes la interacción directa de los demás estudiantes y profesores, puedes ver su comunicación no verbal, hay debates sobre un tema que se da en un tiempo determinado, puedes replantear tus opiniones en directo, aunque la comunicación no es a largo plazo y no hay oportunidad para la reflexión. En cambio, con la educación en línea hay que desarrollar otras habilidades como el lenguaje escrito; sí hay tiempo de reflexionar y estructurar metodológicamente el conocimiento, pues uno es responsable de lo que se aprende”.