Reconstrucción y calidad educativa

Por Álvaro Belin Andrade



En Veracruz, 2 millones 337 mil 280 alumnos de educación básica regresaron del periodo vacacional (que dio inicio el 22 de diciembre, si bien muchas escuelas ya no laboraron desde el 20).

Para el gobernador Javier Duarte de Ochoa, la bienvenida a los estudiantes le significó su primer evento de cara al sistema educativo veracruzano, si bien la designación del titular de la Secretaría de Educación, en la persona del ex diputado federal Adolfo Mota Hernández, supuso muchos mensajes sobre lo que espera y le representa este importante sector.

Se ha referido, rodeado de todos los dirigentes de los sindicatos magisteriales, a dos puntos muy importantes: reconstrucción e impulso a la calidad.

Ya sabemos que muchos planteles educativos del centro y sur del estado fueron afectados por dos fenómenos meteorológicos (Mathew y Karl) que impactaron nuestro territorio en el ocaso del gobierno fidelista.

Sus efectos generan que cientos de niños que han regresado de sus vacaciones todavía encuentren sus aulas dañadas cuando no totalmente destruidas, lo que les está obligando a tomar sus clases en condiciones adversas e, incluso, en sitios alternos. De ahí que Duarte de Ochoa se haya comprometido a meter el acelerador en el proceso de reconstrucción de planteles dañados

Para reforzar su mensaje sobre la necesidad de mejorar significativamente la calidad de la educación, al menos en el nivel básico, Duarte reunió en el acto de reinicio de labores escolares a la representación de prácticamente todas las organizaciones gremiales de los trabajadores de la educación, sin cuyo concurso todo esfuerzo en este tenor es prácticamente vano.

Ya sabemos que en el inicio del actual gobierno, el SNTE quiso las posiciones más importantes, comenzando por la titularidad de la SEV, en cobro por el apoyo que brindaron al triunfo de la alianza que postuló a Javier Duarte de Ochoa. No lograron la perla de la corona, pero sí otros puntos muy importantes.

Y Duarte ha sabido hacer política en este sentido.

Ha otorgado puestos (no muy significativos por cierto), como el de secretario ejecutivo del Instituto Veracruzano para el Desarrollo Rural (Inveder), a Fernando González Arroyo, ex diputado local y ex dirigente del SNTE, quien era candidateado para la SEV, y el de directora del Instituto de Capacitación para el Trabajo (Icatver), a Zaira Ochoa Valdivia, ex alcaldesa de Huatusco, hija de Rafael Ochoa Guzmán, secretario general del SNTE, y esposa del diputado local por el Partido Nueva Alianza (Panal), Isaac González Contreras.

También ha ratificado las posiciones del magisterio en el organigrama de la SEV, como el de la subsecretaría de Educación Básica, donde se mantiene la maestra Xóchitl Osorio.

Pero, al parecer, el nuevo gobernador de Veracruz piensa que lo mejor es que cada quien se dedique a lo suyo: el gobierno a gobernar y los sindicatos magisteriales a educar, con el respaldo del gobierno.

Por supuesto que el magisterio recibirá beneficios. Uno de ellos es el relacionado con el crecimiento en el número de escuelas de tiempo completo, que permitirá a los sindicatos fortalecer su membrecía; otro, el de la mejora en la infraestructura de los espacios educativos.

Desde su toma de protesta, el gobernador Duarte anunció la creación de 700 planteles que funcionarán ocho horas seguidas, de las ocho de la mañana a las seis de la tarde, en este modelo implantado por la SEP en 2007 y que incluyó a Veracruz desde su primera etapa.

No obstante, Duarte insiste en elevar la calidad educativa y uno de los pasos necesarios es profesionalizar a los maestros, dotarles de herramientas, conocimientos y habilidades para que realicen mejor sus tareas en las aulas. Y ya se sabe que, siendo una decisión particular de cada mentor tomar cursos de actualización, aún eso sería imposible si existiera la oposición de los sindicatos.

Además de la ampliación del número de planteles en el programa de escuelas de tiempo completo, Duarte mantuvo su compromiso de fortalecer otros programas, como el de escuela multigrado, la red estatal del conocimiento y los consejos de participación social que ayudarán mucho en el tema que también entró en funcionamiento con el retorno a clases: los Lineamientos Generales para el Expendio y Distribución de Alimentos y Bebidas en los Establecimientos de Consumo Escolar, o lo que es lo mismo: las medidas contra alimentos chatarra en escuelas.

En fin, que la máquina educativa del nuevo gobierno ha empezado a moverse.







México, ¿el país de la educación?


¿Se imaginaría que en más de 180 países del orbe, en lugar de trabajar, toda su población acudiera a salones de clase? En México, este lunes regresaron a sus actividades académicas casi 35 millones de alumnos, una población similar a la de países como Uganda y Canadá, y mayor a la que reportan cerca de 200 países del planeta.

Esta afluencia masiva de niños, jóvenes y adultos que se preparan en los niveles básico, medio superior y universitario, y en capacitación para el trabajo, debiera representar un verdadero detonante para el desarrollo del país, pero no lo ha sido en la práctica.

Tan solo en educación básica (de preescolar a secundaria) regresaron cerca de 25 millones de estudiantes a animar el trabajo formativo de 231 mil planteles, donde eran esperados por más de un millón 200 mil maestros y directores.

La mayoría de esta población cursa la educación primaria (unos 15 millones, en cerca de 100 mil escuelas públicas y particulares), seguida por quienes cursan la secundaria (más de seis millones en casi 36 mil planteles) y el nivel preescolar (más de 4.6 millones de estudiantes, en unos 91 mil planteles).

Un millón 600 mil personas cursan programas de formación docente en escuelas normales y de capacitación para el trabajo, mientras que más de 4 millones de estudiantes regresan a sus estudios de bachillerato.

A ellos hay que añadir, aunque lo harán en días subsecuentes, conforme a los calendarios diferenciados que establecen las universidades, casi 3 millones de alumnos de educación superior.

Si observamos la pirámide que forman las cifras de educandos en cada nivel, podemos percatarnos cómo en el camino de su formación, si consideráramos a la educación superior como la meta de todo el proceso educativo, cuatro quintas partes de quienes ingresan a primaria se quedan en el camino y apenas un 20 por ciento logra incorporarse a la formación profesional.

De hecho, menos de la mitad de los alumnos de primaria se incorpora a la secundaria, pese a ser también obligatoria y gratuita, mientras que menos de una cuarta parte llega a la educación media superior que, a finales de esta década, con la oposición del partido gobernante (PAN), será obligatoria y gratuita, al ser incorporada al nivel básico deseable para todo mexicano.