Enlace, la rebelión de los marginados

Por Álvaro Belin Andrade




Para quienes están acostumbrados a predecir que los buenos resultados escolares sólo son posibles en áreas urbanas y, sobre todo, en planteles privados, este año les falló la quiniela.

Al menos en Veracruz, en la prueba Enlace 2010, los resultados de subsistemas identificados con el medio rural marginal obtuvieron resultados no sólo positivos sino espectaculares.

Lo mismo en educación media, con planteles de Telesecundaria, que en educación media superior, con Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecytev), el salto cualitativo mostrado por sus estudiantes permitió arrastrar positivamente a todo el sistema educativo veracruzano para colocarse en lugares de privilegio en el ámbito nacional.

El tema no es de minusvalorarse. Ya hemos visto en los resultados de Enlace en años anteriores, cómo planteles de educación indígena, principalmente en Chiapas, lograron colocarse en los primeros lugares, pese a que no sólo carecen de equipamiento tecnológico sino incluso de aulas adecuadas, mobiliario y materiales didácticos.

Además de los resultados obtenidos en secundarias y bachilleratos ubicados en zonas marginadas de Veracruz, otro sector que logró sobreponerse a sus ya históricas carencias han sido los planteles de educación primaria indígena. El propio titular de la SEV, Víctor Arredondo, no ha tenido empacho en destacar ese fenómeno, y habrá que ver qué está detrás de resultados tan prometedores.

No es que los niños que hablan su lengua y adquieren el español como un segundo idioma sean incapaces de obtener buenos resultados en materia de aprovechamiento escolar; lo que sorprende es que teniendo graves carencias en sus planteles, un casi nulo contacto con las tecnologías de información y muchas dificultades para tener acceso a materiales didácticos y bibliográficos, le pongan el ejemplo incluso a niños de zonas urbanas que sí cuentan con esos apoyos.

En efecto, el desempeño de los estudiantes de regiones indígenas, en palabras de Arredondo, “ha mantenido un rumbo impresionante en la mejora de su desempeño; sus alumnos han incrementado en 42.2 puntos su puntaje promedio estatal, lo que los ubica como un referente nacional”.

Si ello fue en educación primaria indígena, también es muy honroso que telesecundarias y Cecytev hayan logrado primeros lugares nacionales.

Ya sabemos que el mayor porcentaje de planteles de educación media en el estado reciben sus contenidos académicos a distancia por televisión, y ha sido el desempeño de las telesecundarias el que ha permitido que este subsistema haya obtenido resultados tan honrosos: en historia y matemáticas lograron el cuarto lugar nacional, mientras que en comprensión lectora y español se colocaron en el quinto sitio.

Y es que las telesecundarias veracruzanas mostraron uno de los mejores desempeños a nivel nacional.







¿Cómo responder a alumnos en marginación?


Es posible que las declaraciones del responsable educativo en Veracruz en relación con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) haya generado urticaria en algunos funcionarios federales.

Lo cierto es que no hizo sino poner el dedo sobre la llaga: los modelos asistencialistas en educación, meros calmantes para una población que habita en pequeñas comarcas y quiere educar a sus hijos, no atacan la desigualdad sino más bien la profundizan.

Y es que Arredondo fue frontal: “Programas como Conafe no sirven, tienen que ser revisados. Está enviando a jóvenes poco preparados, de preparatoria, a hacerse cargo de niños en las comunidades indígenas”.

Él ha insistido en este tema durante toda su gestión: no se vale enviar a personas sin ninguna formación docente a hacerse cargo de la educación de niños en zonas marginadas, porque ello es condenarlos a una preparación deficiente.

“Una política educativa que envía lo que le sobra a las comunidades más pobres, es una política que mantiene la pobreza, la marginación y la desigualdad. Hay que atacar frontalmente la inequidad educativa en las comunidades pobres, en las escuelas alejadas, porque es ahí donde se producen los grandes cambios”, dijo ante periodistas hace una semana.

Desaparecer o reformar el Conafe, esa es la cuestión.

Pero si es necesario pensar sobre cerrar o cambiar objetivos y alcances de este organismo federal creado en medio de las oleadas populistas de Luis Echeverría Álvarez, en 1971, también lo es que los gobiernos federal y estatal destinen recursos crecientes a la educación.





Buenos resultados en educación


Lo logrado en Veracruz en la prueba Enlace 2010 ha permitido descubrir que un objetivo no se obtiene por la simple y azarosa concatenación de factores, sino gracias al trabajo enfocado a su logro, la incorporación de todos los actores, la puesta en común en la inmensa estructura burocrática sobre las tareas que debían desarrollarse y agregar elementos novedosos que sirvieran de soporte al trabajo realizado tanto por profesores como por estudiantes y padres de familia.

Desde el año pasado, la SEV realizó reuniones regionales que hicieron confluir las labores normales de los profesores con los respaldos de los proyectos innovadores, la participación de los padres de familia, la actualización docente, el involucramiento de las autoridades locales y comunitarias. Todo se puso en juego para que los estudiantes tuvieran un buen Enlace.

La SEV buscó que Veracruz se colocará en los primeros 10 lugares de la tabla nacional en cuanto al desempeño escolar medido por Enlace. Si no lo ha logrado al cien por ciento, lo que sí logró lo acerca irremediablemente a la meta.

En seis años, en efecto, Veracruz ha pasado de estar entre los lugares 27 y 28, es decir en el fondo de la tabla, superando apenas a cinco o seis estados, a ubicarse entre los lugares cuatro y 11 en muchos aspectos y subsistemas.

De entrada, en todos los niveles ha incrementado su puntaje promedio estatal, y en todos se ha elevado la proporción de alumnos que están en los niveles bueno y excelente. Veamos algunos datos antes de concluir con este tema:

En primaria se duplicó la proporción de alumnos en bueno y excelente. En secundaria, en el caso de matemáticas se triplicó esa proporción de alumnos en bueno y excelente.

En secundaria, la posición alcanzada en la tabla nacional con relación al puntaje promedio obtenido, es la cuarta en matemáticas e historia y quinta en español.

En bachillerato se obtuvo el lugar 10, con el 60.4 por ciento de alumnos en el nivel bueno y excelente en habilidad lectora, mientras que en habilidad matemática se logró la posición 11.

Habrá que ver cuál será la prioridad del próximo gobernador veracruzano, pero lo realizado puede crecer y no sólo brindar satisfacciones de índole inmaterial; también puede representar la piedra de toque para respaldar el desarrollo económico y social de Veracruz.










En Veracruz, la cultura indigesta

Por Álvaro Belin Andrade



Aunque ya tiene una historia de desencuentros y claudicaciones, en los últimos seis años la cultura en Veracruz ha sufrido uno de sus más infaustos periodos, si no es que el más digno de olvido.

Y este panorama desolador ha ocurrido tanto en el impulso que, en la estructura gubernamental, supuestamente debía darse desde el Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC), como en la Universidad Veracruzana, donde un cacicazgo solapado por el rector Raúl Arias –y respaldado desde el gobierno estatal– ha impedido refrescar un espacio de creación colectiva que parece a punto del infarto.

Si alguien quisiera referirse al fenómeno cultural en Veracruz en el sexenio que concluye, podría describirlo con una frase inequívoca: sobrevivencia por ocurrencias.

Ya el hecho inaugural de transferir la cultura al espacio de promoción turística nos habla de una concepción que ha prendido en varios países y, con los gobiernos panistas, en México, que es supeditar la actividad cultural a las necesidades del espectáculo y, más específicamente, de uno que atraiga divisas.

Esta orientación economicista, que desprende a la cultura de su más cercano aliado, la educación, y la ofrenda como ornamento para el consumo de los otros, los de fuera, aquéllos que se desea atraer como abejas al panal, condena a los de dentro, a creadores y consumidores internos, a los hacedores del fenómeno cultural propiamente dicho, al infierno de la dádiva otorgada a capricho.

A estos, sean artistas plásticos o ejecutantes, creadores o promotores, diseñadores o pensadores, esta visión los orilla a perder el tiempo en antesalas, a depender de una beca que no llega y que más valdría no obtener porque es más alto el costo para el artista que debe regalar su producción, a sufrir por sus proyectos extraviados entre secretarias y ayudantes, erigidos como los nuevos protagonistas de oficinas dirigidas por burócratas bochornosos.

¿Cuál es el camino para que un proyecto tenga apoyo gubernamental? Cazar al gobernador Herrera en alguno de sus actos públicos para venderle la idea, cuando el mandatario podía ahorrarse esas incómodas entrevistas si los responsables del ramo hicieran su trabajo… o se les dejara hacerlo.

No es una casualidad que quienes estén al frente de las dependencias culturales del gobierno estatal y la UV sean personajes cuyo máximo expertise tenga que ver con comercios electorales a nivel de piso, bufonadas mediáticas para granjearse el favor de analistas políticos y una gran elasticidad para bajar la cerviz.
Por ello, entre la cultura del repujado y el migajón y la alta cultura, esa que llena parques y galerías con la obra de artistas renombrados, poco espacio ha quedado para cientos de hacedores de arte y cultura, que deben improvisar espacios en azoteas, antros que hoy los jóvenes denominan centros de convivencia, parques públicos, cafeterías y tiendas de arte, para exponer su trabajo

Muchos han debido rebajarse al nivel de vendedores ambulantes en los grandes festivales ‘culturales’, como la Cumbre Tajín, para colocar sobre tapetes improvisados el producto de su creatividad, a la espera de que algún turista, con la compraventa, les permita al menos su supervivencia. ¡Esto es el Veracruz cultural, señores!




El IVEC, ¿una insana golosina?



¿Qué ha sucedido con el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), cuyo nacimiento en el gobierno de Fernando Gutiérrez Barrios, bajo la dirección de Ida Rodríguez Prampolini, atrajo las miradas de todos los rincones del país por su enorme energía e interesantes propuestas, y permitió vestir una labor que impulsó el orgullo de ser veracruzano?

Prácticamente, nada.

Ya lo comenta Lourdes Hernández Quiñones en su blog Senderos de lo Cultural (http://senderosdelocultural.blogspot.com/), con mucha precisión y conocimiento de causa:

“¿Por qué no ha sido reestructurado el IVEC cuando es ya una situación inaplazable? Habría que replantear, de inicio, una instancia con menos dificultades y complejidad administrativa, con el propósito de que las áreas operativas puedan funcionar mejor. Se trata de fortalecer los departamentos y oficinas que son los facilitadores del quehacer cultural y entender que lo administrativo cumple exclusivamente una función de apoyo.

“No existe, hasta el momento, un área que tenga que ver con las industrias culturales. ¿Dónde está la producción de discos que en la administración de Leticia Perlasca tuvo una proyección fundamental? Tampoco existe un área encargada de asuntos internacionales o de vinculación con instituciones. Hay que reconocerlo, la estructura del IVEC requiere de renovarse para adecuarse a los tiempos que estamos viviendo: Renovarse o morir…

“¿Dónde ha quedado el trabajo de investigación que caracterizó en su fundación al IVEC y que le permitió tener un lugar de reconocimiento en el ámbito nacional? ¿Dónde ha quedado la sistematización de la información cultural para la toma de decisiones? ¿Qué fue del programa infantil, de su vasto programa editorial?”

Lourdes Hernández plantea cómo fue desoído el diagnóstico completo sobre las carencias y omisiones que presentaba el IVEC en 2005, elaborado por Esther Hernández Palacios, su primera directora en el sexenio, con el objeto de normar la política cultural del actual gobierno estatal, y que poco pudo hacer porque lo que se necesitaba ahí era un simple y sencillo burócrata, que no tuviera ideas ni molestara con propuestas.

Un debate serio y crítico debiera caracterizar la definición de lo que, en esta materia, definiría la gestión del próximo gobierno; un debate que no se caracterizara por la celebración de simples reuniones sociales, diseñadas para autoelogios o discursos huecos y fantasiosos.

Ojalá pueda lograrse eso. Una propuesta de bote pronto es que la cultura regrese al sector educativo y deje las áreas de promoción turística, donde ni se le oye, ni se le ve ni se le habla.





En la UV, cambios que nadie entiende

¿Quién entiende al rector Raúl Arias Lovillo? Un día eleva mediáticamente a niveles de excelencia a uno de sus funcionarios, y al otro día anuncia su relevo.

Ha sucedido en varias ocasiones, pero el caso más reciente es el de Leticia Rodríguez Audirac.

Apenas el 31 de agosto, Arias Lovillo encabezó una reunión en que hizo entrega del reconocimiento del Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep), un programa federal, a 279 profesores, gracias a la gestión de la dirección de Desarrollo Académico, y al día siguiente relevó a su directora Leticia Rodríguez Audirac, sustituyéndola por uno de sus subalternos.

En efecto, al día siguiente designó a Mauricio Aguirre Serena como nuevo director de Desarrollo Académico, en sustitución de Rodríguez Audirac, con quien se había desempeñado en calidad de jefe del Departamento de Superación del Personal Académico.

A Leticia Rodríguez Audirac la nombró secretaria de la Rectoría, en sustitución de Víctor Aguilar Pizarro.

En realidad no hay nada tan endeble como mantener un puesto en la administración universitaria, sobre todo con Raúl Arias Lovillo a quien le gusta jugar a cada rato una nueva partida de ajedrez, cambiando o intercambiando sus piezas. Lo extraño es que eleve y luego deje caer a los funcionarios.

¿Qué dice el comunicado oficial enviado el 1 de septiembre sobre Leticia Rodríguez?

Que “ha sido parte fundamental en tres de los más importantes pilares de la transformación universitaria: la formación de cuerpos académicos, la productividad académica y el Modelo Educativo Integral y Flexible”, y que “es una de las más importantes expertas al interior de la institución en modelos educativos y programas de fortalecimiento del profesorado”.

¿Por qué entonces desaprovechar esa experiencia en un puesto que atiende más bien las relaciones públicas e interinstitucionales del Rector?

¿En qué puede contribuir Leticia Rodríguez, desde su nuevo puesto, al propósito de reforzar “la consolidación y concreción de las más importantes reformas emprendidas en esta casa de estudios en los últimos años y que forman parte de una profunda transformación institucional”, como lo dijo Arias?

¿Quién podrá saberlo?